Buenas de nuevo! Seguramente ya ni siquiera os acordais que un par de frikis se fueron a Japón...siento el retraso pero los últimos días nipones fueron un no parar y al llegar a casa me he encontrado con mil trabajos y examenes para la universidad...vaya semanita.... En fin, es hora de retomar nuestras maravillosas aventuras.
Kawagoe es un pequeño pueblo al norte de Tokio, a unos 40 kilómetros. Es poco conocido en Occidente, pero entre los nipones es famoso por conservar un buen puñado de casas antiguas. Esto es debido a que al ser de madera y tejado negro, la aviación americana durante la segunda guerra mundial creía que ya habían sido bombardeadas. Como ya he dicho en infinidad de artículos, los bombardeos arrasaron el país, especialmente la zona de Tokio, que fue duramente bombardeada durante 3 largos días por los B-59. Todo esto ha hecho que Kawagoe se conozca por la pequeña Edo (Edo era el antiguo nombre de Tokio), por ser capaz de sumergirnos en el ambiente de una antigua ciudad japonesa.
Realmente esta inmersión se consigue en dos calles. Kawagoe es una pequeña ciudad con varios templos y casas diseminadas antiguas, pero cuyo interés turístico está bastante concentrado. Es cierto que en esas dos calles hay un buen tramo con casas antiguas a ambos lados de la calzada, transportándote a otra época... pero a mi me supo a poco... Si ya visitáis Kioto no verás nada nuevo, pero si vais unicamente a Tokio, acercaros un día a Kawagoe y otro a Nikko para descubrir el otro Japón es una gran idea. Por cierto, es normal que la aviación no lo bombardeara, las casas realmente dan la sensación de haber vivido más de un incendio.
Como ya he dicho no se trata de una larga visita, y poco después de comer estábamos de camino a Tokio. Como teníamos tantas horas libres, decidimos hacer una parada en Akihabara. Tampoco era el día oficial de compras... pero fue imposible contenerse (de nuevo). Sin saber como, volvimos cargados al hotel con cosas tan dispares como un precioso alien articulado exclusiva mundial de lanzamiento.
Al día siguiente nos levantamos extremadamente pronto (tanto que justo acababa el partido Arsenal - Barça en Europa) para ir al mercado de pescado de Tokio. Se trata de la mayor lonja del mundo, famosa por la subasta de atunes (no madrugamos lo suficiente, es entre las 5 de la mañana y las 6 y media). Nosotros llegamos poco después de las siete, y casi no quedaban pescados a la vista, aunque algún que otro atún tamaño coche si que vimos. Después de callejear un poco y evitar ser atropellado por una especie de carretillas eléctricas emparejadas con autochoques, nos fuimos a desayunar sushi. DaDy no las tenía todas con él, pero lo conseguí meter en un restaurante de sushi. Allí pudimos degustar el magnífico sushi de toro (una parte del atún, creo que la panza, llena de vetas de grasa y de delicioso sabor), culpable que a partir de ahora cada vez que alguien me sirva atún me ria en su cara. Ni siquiera el sushi volverá a ser lo mismo.
Después de nuestro desayuno a precio de gourmet, nos fuimos a pasear por las zonas mas densadamente pobladas del mundo. Primero nos fuimos a Shibuya, donde podemos cruzar el paso de cebra que más personas cruzan al día en el mundo. Se trata de un paso de cebra en forma de cuadrado con una X marcada, donde se cruza a la vez en todas sus partes. La riada de gente es espeluznante (pero eso si, no llegas a chocarte con nadie, que esto es Japón), y el ambiente de película de ciencia ficción me encantó. Además nada más salir de la estación podemos ver la estatua a Hachiko, el perro que iba a esperar a su dueño (profesor de la universidad Todai) cada día en ese mismo punto...incluso después que el dueño muriera, iba cada día durante más de diez años a esperarle.
Habíamos leído en la web de Kirai que se podía ir caminando desde Shibuya a Shinjuku. Un rápido vistazo a los mapas nos demostró que o Kirai es fondista, o esta como una maldita cabra..porque está a 4 estaciones de distancia, atravesando el parque Yoyogui (posiblemente el más grande de la ciudad). Al final la mitad del trayecto la hicimos en tren, cosa que nos permitió ver por dentro la mayor estación de trenes del mundo. Es del tamaño de un centro comercial (y a ratos lo parece, esta llena de tiendas) con más de 200 salidas diferentes. Puede parecer que perderse dentro es fácil, y no, no lo es. Salir es sencillo... siempre hay alguna salida cerca. El problema es que quizá te tocará patear mucho hasta llegar a la salida deseada. Shinjuku esta rodeada de zonas de compras, con inmensos centros comerciales e incluso una tienda Hello Kitty donde casi nos sale un sarpullido. Además aprovechamos para comer en una callejuela llena de bares de Yakitoris (los pinchitos japoneses...de delicatessen tales como piel, cartílago, corazón, lengua de cerdo...).
Por la noche fuimos hacía uno de los momentos que más frikismo prometían de todo el viaje. ¡Nada más y nada menos que la cena en el restaurante ninja! Por sorprendente que parezca, no tuvimos problemas ni en encontrar el sitio ( que crack estoy hecho con los mapas) ni en que entendieran que habíamos hecho una reserva. De hecho, hablaban un inglés más que aceptable. Es una mezcla de restaurante espectáculo (te guían por una gruta hasta tu mesa, haciendo el paripe con puentes y cosas así. Además el camarero va haciendo cosas raras durante la cena, como provocar explosiones en tus platos), con cocina de diseño. Todo estaba muy bueno (aunque caro), todo y que esto de la cocina de diseño en pequeños platos no suele hacerme mucha gracia. Por cierto volvimos a comer sushi de toro (aunque no tan bueno y algo más pequeño), además de disfrutar de una sesión de magia bastante entretenida, DaDy esta dándolo todo con los vídeos y antes o después estará disponible).
Así llegamos al final de este artículo. Queda pendiente el último de la narración de nuestro viaje, con la visita al museo Ghibli y el paseo por la isla de Odaiba, entre otras cosas. Para los amantes del rosa, otro capítulo de la floración del cerezo.
(Soy DaDy)
ResponderEliminarQue conste que el platazo ese de pescado se lo comió pocos minutos antes de las 8 de la mañana... Claro que me costó entrar en un local de esos... xD
Pero eso sí, en cuanto probé el primer bocado, no me quise ir... Lástima que cada pequeño sashimi de "toro" valiera siete euros y medio, pero realmente es uno de las cosas más deliciosas que he probado nunca... Y os habla alguien que no le gusta casi ningún pescado...
(DaDy again)
ResponderEliminarSe me olvidaba comentar... La foto del caballo ha quedado más LOL de lo que me pensaba x'DDDDD