A 130 kilómetros al suroeste de Kioto (de hecho camino a Hiroshima) nos topamos con la ciudad de Himeji (姫路市). En ella se eleva el Castillo Himeji (姫路城 Himeji-jō) cuya primera estructura data de 1346, aunque su torre principal (foto inferior) es del siglo XVII.
Conocido como el castillo de la garza blanca, es de las pocas zonas feudales bien conservadas de todo Japón. Aunque la ciudad fue atacada con bombas incendiarias en la segunda guerra mundial, la única que impactó en la torre principal no estalló. Está considerado uno de los 3 mejores castillos de Japón, junto con el Castillo Matsumoto y el Castillo Kumamoto.
Para desorientar a los posibles invasores, el camino hacia la torre principal era un laberinto sinuoso, con pasillos ciegos y puertas estrechas donde poder acosarlos desde todos los ángulos. Curiosamente nunca fue atacado, por lo que no se comprobó si era efectivo o no (viendo la foto de arriba, me inclino a pensar que sí).
Para entrar en el complejo hay que pagar 600 yenes (miseria, la verdad es que todos los museos o sitios culturales son extremadamente baratos) y estamos de suerte ya que el 12 de abril empezarán unas reformas que tendrán cerrado el interior del castillo hasta el 2014 (y con andamios)... nos libramos por unos días. Por cierto, es Patrimonio de la humanidad, y ya he perdido la cuenta de los sitios que visitaremos que lo son.
Además del castillo, en Himeji podemos encontrar el templo Shoshazan Engyō-ji (書寫山圓教寺), fundado en el siglo X y donde se grabaron varias escenas de El último samurai (entrada 500 yenes). Por último, a las afueras del castillo se encuentran los jardines Koko-en (好古園 Kōkoen), que consta de 9 jardines y ocupa 3,5 hectáreas (300 yenes).
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